Nuestra amada y única Madre Tierra está soñando en nosotros una nueva humanidad y, honrando este sueño, las semillas de Re-Conectando han empezado a llevar talleres de ecología profunda a distintos territorios de Colombia. Estos se empezaron a gestar en enero de 2020, durante un taller metodológico en el que 24 mujeres y hombres líderes sociales y ambientales, artivistas, excombatientes, estudiantes, entre otros, nos encontramos para seguir sembrando vida y sembrando amor desde el Trabajo Que Reconecta (TQR). Con el impulso puro que nos dio la fuerza de sabernos en conexión con la tierra y sus ritmos, esta red de semillas continuó polinizando la confianza en que podemos crear mundos más amplios y compasivos que nos guíen hacia el florecimiento colectivo.
El año pasado, Andrea Zuleta y Esteban Mosquera co-crearon un taller inolvidable con un grupo de estudiantes de la Universidad del Cauca y de algunas universidades privadas de Popayán en la Ecoaldea Atlántida, en Cajibío, Cauca. También tuvieron como invitada a una persona invidente de quien aprendieron a abrir todos sus sentidos para conocer el mundo de nuevas formas. Para quienes participaron, la experiencia significó la posibilidad de abrirse a conocer el mundo que está vivo a su alrededor y de ver reflejadas en él las verdades que no habían podido sentir. La apertura y la confianza que se generó en el grupo fue percibida por Esteban y Andrea en la sostenibilidad del lazo que crearon juntos y juntas. Allí muchos pudieron darle forma o palabras, quizás por primera vez, a los dolores y las alegrías que genuinamente están dando sentido a sus vidas: «Ahora, me hablan de lo que sienten cada vez que me ven, me hablan de las medicinas ancestrales»— cuenta Esteban.
Y es que este camino ha representado un cambio de vida para quienes asumen el coraje de vivirlo. Estas dos semillas cuentan que Re-Conectando les ha dado un lenguaje nuevo y genuino que genera confianza y cercanía entre personas distintas que sienten el llamado de volver al origen, de volver a la Tierra. Este lenguaje no solo transforma a quienes participan, sino que también expande la fuente de sanación para quienes facilitan los talleres de ecología profunda, en la medida en que nos une a un Todo más grande que nuestros cuerpos e identidades individuales.
«Es un llamado de la vida lo que es Re-Conectando.
Marcó algo súper significativo en nuestras vidas,
y haber caminado todo este tiempo con ustedes
ha sido como encontrar algo que vibraba muy adentro de mí
y también permitirme sanar.»
«Llevaba casi 10 años encontrando una cosa que me generara esa pasión y eso que me hace hervir la sangre (…) ¡Esto es una declaración de amor!»
Sobre su experiencia de co-facilitación, reconocen que hacer talleres conjuntos ha enriquecido sus aprendizajes. Juntxs, se han sentido acompañados; han sentido que van de la mano para tramitar los momentos difíciles y para compartir la alegría de darse cuenta que lo están haciendo; que está pasando la magia. De esta relación de co-facilitación también emergió la sensación de amplitud, de entender que somos gracias a lo que otro nos permite ver sobre nosotrxs (como en el concepto africano de UBUNTU).
Más allá de esto, la adaptabilidad, flexibilidad y transparencia del TQR les permitió ir a sus raíces para poder entregar sus medicinas en el acompañamiento a quienes participaron. Andrea, quien ha recorrido diversos caminos espirituales, pudo explorar la espiral del TQR en una de las ceremonias de Temazcal que ofreció durante este taller.
Explica que el temazcal es una ceremonia o un espacio al que las personas entran para sanar: «Muchxs dicen que cuando uno está en un temazcal es como si uno tuviera línea directa (…) hacia una gran energía transformadora»— cuenta Andrea. Antes de entrar a esta estructura que está construida desde los principios de la geometría sagrada, con cuatro anillos que representan los 4 elementos, se enciende un fuego afuera de ésta. Allí se calientan las abuelas piedras que serán ubicadas en el centro del temazcal, en el ombligo de esta tierra Madre que contendrá la ceremonia. Cada una tiene un significado. Una vez adentro, Andrea invitó a que quienes entraron vivieran 4 momentos: los momentos de la espiral del TQR que había vivido el grupo a lo largo del taller.
Acompañadas de cantos y abiertos a recibir las informaciones corporales que emanaron allí– para sí mismas, en relación con otras y con la Tierra húmeda y palpitante sobre la que se sentaron–, las personas pudieron volver a pasar por el corazón la experiencia que habían vivido, guardar los regalos del encuentro en la memoria de sus cuerpos, y volver a nacer con la sensación plena de querer seguir regenerando una cultura que nos separa constantemente de nuestra esencia. Para terminar, cantaron juntos y juntas en gratitud eterna al ser-tierra, al amor que emerge cuando recordamos la magia de estar co-evolucionando. Nació, desde ese vientre, una nueva consciencia.
«No hay más coraje que sostener todo mi ser, todo mi ser.
El entendimiento viene del corazón, es el amor, es el amor.
Hoy estoy aquí para recordar que me puedo amar, que puedo soñar.»
One Reply on “Semillas floreciendo”
Buenas noches, sería muy grato para mí recibir información en mi correo de vuestras actividades y tal vez participar en ellas. Gracias